En el informe, disponible en la sección Documentos de eurocarnedigital, analiza las diferencias en los costes de producción y cómo unos aranceles bajos tendrán un impacto en la competitividad en el sector avícola europeo.

El estudio muestra claramente que actualmente la industria avícola europea está protegida por las cuotas de importación y los aranceles frente a otros países cuyas normas sanitarias no cumplen con los requisitos y expectativas de los consumidores europeos. Sin embargo, si se siguen incrementando las cuotas de importación y se reducen los aranceles, se podría perder la competitividad, lo que afectaría a los más de 300.000 europeos que trabajan en este sector.

En 2012 la producción de carne de aves en toda la UE fue de 13 millones de t. El 77% correspondió a carne d empollo, el 15% a la de pavo y el 4% a la de pato. El valor estimado fue de 32.000 millones de euros. Las exportaciones se cifraron en 1,43 millones de t por un valor de 2.064 millones de euros mientras que las importaciones fueron de 844.000 t con un valor de 2.202 millones de t.

Según el trabajo, dentro de la industria avícola europea se trabaja con unos altos estándares de calidad, tanto a nivel medioambiental como de bienestar animal y seguridad alimentaria. Estas mismas exigencias no son impuestas muchas veces en los productos avícolas que son importados por lo que se produce una distorsión del mercado en detrimento del sector avícola europeo.

El informe destaca que mientras que en la UE el coste medio de producción es de 1,66 euros/kg de carne de pollo, en otros países como Argentina es de 0,71, en Brasil es de 0,72, Ucrania 77, Estados Unidos 80, Tailandia 84 y Rusia 92 céntimos.

La Unión Europea es uno de los principales importadores de carne de aves a nivel munidal, fundamentalmente carne deshuesada. Estas importaciones se realizan bajo un sistema de cuotas con aranceles muy bajos o eliminados en algunos casos. Los cambios en la situación actual afectarían la competitividad. Así, si las tasas a la importación se redujeran en un 50% a países como Argentina, Brasil, Ucrania o Talianda, estos países ofrecerían carne de aves a precios más baratos que la producida dentro de la UE.