La Oficina Alimentaria y Veterinaria (FVO por sus siglas en inglés) de la Comisión Europea desarrolló el pasado otoño una misión de inspección para certificar el cumplimiento de lo establecido dentro del Acuerdo entre la Comisión Europea y Nueva Zelanda sobre medidas sanitarias aplicables al comercio de animales vivos y productos de origen animal.

El informe de la FVO estima que el Ministerio de Industrias Primarias de Nueva Zelanda tiene bien definidas las competencias en materias de controles sobre la producción de carne y productos cárnicos, incluyendo las tripas y los certificados de exportación de estas materias primas.

Los controles sanitarios son realizados deforma adecuada a la legislación europea y se encuentran evidencias de las distintas medidas tomadas. Pese a esto, en algunos casos los controles y las acciones llevadas a cabo no han redundado en una mejora de las situaciones.

En materia de identificación animal, los sistemas obligatorios en Nueva Zelanda afectan a explotaciones ganaderas de vacuno y de otros animales como ciervos de granja, pero no se requieren en otras explotaciones donde se críen caballos o ganado ovino y caprino.

El sistema para el control de los movimientos ganaderos está yen implementado, según la FVO pero se han encontrado algunas deficiencias especialmente en el caso de las cabezas de ganado vacuno de menor edad.

Se encontró alguna deficiencia en el servicio de verificación sobre el control del uso de hormonas promotoras del crecimiento.

También se ha detectado que ha crecido el número de inspecciones que se realizan en las explotaciones ganaderas aunque en muchos de los casos este tipo de visitas tienen un carácter más formativo que de verificación.

En cuanto a los programas de control de la carne, los implantados por las autoridades competentes eran lo suficientemente seguros para la FVO aunque había algunas deficiencias relacionadas con los criterios microbiológicos en el caso de la carne separada mecánicamente y en el caso de la carne de caballo.

En el caso de los establecimientos cárnicos se detectaron algunas deficiencias en el caso de la trazabilidad de la carne que es luego exportada a la UE y también en relación con el etiquetado.

Pese a todo lo anterior, la FVO consideró que los procedimientos de certificación eran satisfactorios y realizó una serie de recomendaciones para mejorar las deficiencias encontradas.