En los últimos años, son muchos los que insinúan o imaginan un mundo sin carne. Un mundo en el que las opciones veggies se han impuesto de manera definitiva en el planeta. Estupendo. Aceptamos el reto. Eso sí, en esta ocasión vamos a buscar el otro lado de la moneda, vamos a pensar qué nos perdemos si la carne no formara, ni hubiera formado, parte de nuestras vidas, todo lo que habríamos cambiado, lo que no sabríamos y lo que nunca llegaríamos a conocer. Por si no ha quedado claro, esto no es un reportaje. Es una distopía.  (...)

(...) Nos encontramos en un futuro no muy lejano en una casa de campo en Asturias, en el norte de España. Todo es más o menos como se puede imaginar de esta situación, yo estoy escribiendo un reportaje con la luz entrando por la ventana y se acerca con amenazante peligro la fecha de entrega, pero hay algo muy diferente: la carne no existe. No ha existido nunca.

El ser humano no se ha alimentado de carne en toda su historia. No ha evolucionado, por ello, tanto como lo ha hecho en realidad, en nuestra realidad, en el mundo que ustedes y yo conocemos. Escribir un reportaje, este reportaje, me cuesta mucho más de lo que debería. Soy, además, más débil: alimentarme solamente de vegetales me hace ser menos fuerte y resistente. (...)