Bienestar animal y bioseguridad fueron los temas de dos destacados debates en el 24º Simpósio Brasil Sul de Avicultura celebrado la semana pasada. El zootecnista Víctor Abreu de Lima y la veterinaria Isabella Lourenço dos Santos abordaron los temas en el último día del evento.

Algunos ejemplos de desafíos emergentes en la avicultura, según el especialista en Gestión de Proyectos Innovadores, son el desarrollo de nuevas tecnologías y cambios en favor de mejores prácticas de manejo animal. “Una de las razones de estas transformaciones está relacionada con la demanda de los consumidores. Las nuevas generaciones prestan cada vez más atención a los procesos de producción avícola. La facilidad para obtener información en internet y redes sociales ha impulsado la demanda de mejores prácticas en la producción animal”, destacó Víctor al presentar su explicación.

Abreu informó que en 2009 se comenzaron a elaborar indicadores de bienestar animal. “Este es un avance importante, un proyecto que comenzó en 2009 y ahora es parte del día a día de las empresas y de las auditorías de bienestar”. Además demostró que los indicadores permiten evaluar las condiciones de los animales, como el confort térmico, a través de la observación del comportamiento, la limpieza y el manejo.

"El bienestar animal es ciencia y debemos tratarlo de esa manera". Según el experto, actualmente se aplican cinco áreas de evaluación del bienestar animal. Estos interfieren conjuntamente con el animal y no pueden evaluarse sin tener en cuenta la influencia que uno tiene sobre el otro. A partir de estos elementos es posible desarrollar indicadores de bienestar, destacó. Los cinco dominios presentados son nutrición, medio ambiente, salud, comportamiento y estado mental. “Para atender los dominios es necesario comprender los desafíos, comprender los puntos críticos y medir los indicadores”.

Bioseguridad
A su vez, Isabella Lourenço dos Santos centró su intervención en bisegruidad y desempeño zootécnico. La bioseguridad es la medida más eficaz para controlar y prevenir enfermedades en las aves de corral y para mantener un adecuado estado sanitario de las parvadas. Sin embargo, la experta advirtió que sus conceptos no están siendo tomados en cuenta como deberían. “El problema es que el clima ha cambiado, el pájaro ha cambiado, el manejo ha cambiado. Todo es más potente y la herramienta muchas veces se evalúa en términos de coste-beneficio. Y no puede ser así. La bioseguridad es una evaluación de riesgos. ¿Hasta dónde puedo llegar sin arriesgar mi productividad? Porque no hay actividad con riesgo cero”.

Según Isabella, sólo el equilibrio entre los factores permitirá productividad con un costo de producción adecuado, garantizando rendimiento y decomiso, y trabajando con la bioseguridad como principal herramienta para la prevención y control de enfermedades. Para ejemplificar la importancia del conjunto de procedimientos técnicos, el expositor presentó la comprensión de la tríada epidemiológica, que establece que la enfermedad es el resultado de fuerzas dentro de un sistema dinámico y consta de un sistema con un agente infeccioso, un huésped y un ambiente.

Resaltó también la ecuación de la situación sanitaria avícola que señala cómo fallas en el manejo, integridad intestinal, factores inmunosupresores y fallas respiratorias redundan significativamente en un bajo rendimiento productivo. “La ecuación es simple. Cuanto mayor es la presión de contaminación en mi entorno, mayor es la presión de infección para las aves, mayor el gasto energético y menor el rendimiento”, reflexiona Isabella.