Los técnicos de la entidad están preparando el pliego de condiciones y el reglamento para enviarlo al departamento de Agricultura de la DGA quien, una vez revisado, lo mandará al Ministerio de Agricultura y a la Comisión Europea, institución que deberá dar luz verde en última instancia Carne de Cerdo de Teruel, que sería el nombre de la marca.

La carne de cerdo de Teruel se posicionaría al mismo nivel que la Ternera Gallega, la Carne de la Sierra de Guadarrama, la Carne de Ávila, la Carne de Morucha de Salamanca, o la Ternera Asturiana, todas ellas en posesión ya de la IGP.

La IGP imprimiría una importante garantía de calidad al producto y un notable valor añadido en la mente del comprador cada día más exigente con los artículos que mete en su carro de la compra, y de los que está dispuesto a pagar más si responden a todos los parámetros de calidad exigidos.

Desde el punto de vista de los productores, la IGP ofrece también numerosas ventajas al introducir elementos de asociatividad y un mejor control sobre la calidad del producto. Además, asegura la preservación del patrimonio colectivo de una provincia al garantizar que el producto que se comercializa procede de una zona concreta y, por tanto, no se trata de una imitación de calidad.

Para el presidente del Consejo Regulador de la D.O Jamón de Teruel Enrique Bayona, las principales ventajas que puede reportar la consecución de una IGP benefician sobre todo al consumidor dado que esta denominación garantiza el reconocimiento de una calidad superior en la carne de cerdo convencional, si bien también se vería beneficiado el sector jamonero, especialmente el ganadero.

Otras ventajas que la IGP aportaría son la internacionalización de la marca, del producto y de la zona en que se realiza. Se mejoraría la percepción del consumidor ante la carne de cerdo y se facilitaría el acceso a financiaciones en materia de promoción de productos de calidad en mercados interiores y exteriores.