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Crisis en los Países Bajos en el transporte de animales vivos

En los últimos meses se han producido una serie de abusos en el transporte nacional e internacional de animales vivos que han alarmado a la opinión pública neerlandesa y han sido la causa de un endurecimiento de los controles para la correcta aplicación de la normativa vigente.

En Países Bajos está previsto que todo transporte de ganado vivo debe satisfacer los requisitos establecidos en la normativa. Cada responsable debe seguir un curso de formación y sólo puede transportar animales quien está habilitado para ello. Para transportes de larga distancia de ganado los conductores deben estar en posesión de un certificado de capacitación profesional. Para el transporte nacional no se requiere certificación, por lo que no hay intervención de ningún organismo controlador.

Las autoridades responsables del control son la Autoridad de Alimentos y Mercancías (VWA), cuyo control se limita a los puntos de salida del país y es responsable de la concesión de licencias y aprobación de protocolos. El control en frontera corresponde al Servicio de Inspección General (AID), ambos organismos dependientes del Ministerio de Agricultura. El control se ejerce en dos ámbitos separados, el del exportador y el del transportista.

Una exportación solo puede llevarse a cabo si se satisface plenamente el control DAM (Documentos, Acuerdo y Material). Cualquier omisión implica la no certificación. En contados casos se permite subsanar defectos; el resto las actividades de la VWA se interrumpen y no hay certificación; en su caso se integra el AID para una eventual instrucción.

Además están previstos unos esquemas de simplificación en forma de protocolos de ramo, que son acuerdos de cooperación entre la VWA, los exportadores individuales y las zonas de concentración de las exportaciones. Dichos protocolos suponen una excepción a la regla general del 100% de supervisión documental y controles en rampa. Un exportador que no cumple con las normas legales ni el procedimiento establecido en el protocolo puede ser suspendido temporalmente por una duración en función de la gravedad de las infracciones. Si las infracciones fueran tan graves que la VWA se viera forzada a retirar la confianza al exportador en cuestión, su acceso al beneficio del protocolo quedaría concluido definitivamente y le descalificaría para cualquier sistema simplificado.

En cuanto al transportista, después de reiteradas infracciones en un período determinado de tiempo, la VWA puede llegar a retirarle la licencia. La consecuencia sería la imposibilidad de transportar ganado hasta que haya demostrado mediante un protocolo contar con las medidas necesarias para remediar las infracciones observadas y prevenirlas en el futuro. La VWA revisa el protocolo y si lo aprueba significa el levantamiento de la suspensión. Sí alguno de los operadores de la empresa de transporte comete una nueva infracción dentro de los dos años después del cese de la suspensión supondrá una nueva retirada de la licencia. Si la retirada no es eficaz puede decidirse la revocación de la misma.

Como consecuencia de los hechos mencionados y ante la presión de la sociedad civil a través de las Organizaciones protectoras de animales y de bienestar animal, la Ministra adoptó medidas para intensificar la vigilancia para el cumplimiento de la legislación. En concreto, decidió anular a partir del 12 de septiembre, todos los protocolos del ramo autorizados para restablecer los controles exhaustivos documentales. Además ha establecido equipos de control específicos (brigadas volantes) en los servicios de la VWA y AID, que se centrarán en los transportes de riesgo.

Estas medidas, a pesar de su dureza, fueron criticadas por las organizaciones Dierenbescherming, Varkens in Nood, Dier en Recht en Wakker Dier) de bienestar animal que pusieron en duda la eficacia de las mismas por la inadecuada dotación de personal de la VWA para dicho objetivo y porque las brigadas volantes de control no tienen suficientes atribuciones competenciales. Por otro lado, el control en rampa no evita una recarga del camión justo después de la frontera. Los abusos se detectarían mejor, según dichas organizaciones, por medio de la instalación de sistemas GPS en todos los vehículos ganaderos, de multas elevadas, embargos de vehículos y designación de un procurador especial para delitos de transporte animal.

A pesar de la intensificación de los controles, la semana pasada se volvió a detectar en el puerto de Ámsterdam durante más de un día y medio un vehículo estacionado en los muelles con más de 25 vacas en estado lamentable, con heridas sangrantes y estrés pronunciado. El AID ha dado una señal de alarma y ha anunciado el endurecimiento de los controles de los medios de transporte de ganado vivo durante este mes de octubre. El sector del transporte planea trabajar este otoño en la producción de un sello privado de control sanitario.

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